jueves, 8 de diciembre de 2016

Armonizando las contradicciones




La presente entrada únicamente pretende completar y aclarar otra de contenido más general de este mismo blog, titulada "Navidades: la paganidad del cristianismo o viceversa".
         

          Hasta el siglo XVIII, los evangelios y la predicación de la Iglesia se conside­ra­ban, sin lugar a dudas, testimonios exactos y enteramente fiables de la vida de Jesús. In­clu­so se hacía todo lo posible por armonizar narraciones evangélicas claramente con­tra­dic­torias, como vemos en el ejemplo de los relatos sobre el nacimiento de Jesús.









Nacimiento de Jesús, de F. Baroggi





MATEO


LUCAS
María y José viven en Belén (en Judea, al sur de Palestina).
María y José viven en Nazaret (en Ga­li­lea, al norte de Palestina).
Jesús es concebido virginalmente.
José descubre el embarazo de Ma­ría y decide repudiarla.

Un ángel revela el milagro a José (en sueños).
Un ángel anuncia el milagro a Ma­ría.

María y José deben viajar a Belén, por el censo de Cirino [6 d.C.].
Jesús nace en Belén (profecía de Oseas: el mesías nacería en la ciudad de Da­vid).
Jesús nace en la casa de José.
Jesús nace en un establo.
El nacimiento de Jesús se produce durante el reinado de Herodes el Grande [muerto el 4 a.C.].
   Jesús es reconocido como mesías por unos “magos” [ni “reyes”, ni tres].    Jesús es reconocido como mesías por unos pastores que pasaban la noche al ai­re libre [por tanto, no es invierno] y re­ci­ben el mensaje de un ángel.
Matanza de los inocentes.

Perseguidos por Herodes, la fa­mi­lia de Jesús huye a Egipto.


La familia de Jesús vuelve a su casa en Nazaret.
Vuelven de Egipto al morir He­ro­des.
Temerosos de Arquelao, se escon­den en Nazaret.
A pesar de haber nacido en Belén, Jesús vive en Nazaret y es conocido como “el Na­­za­reno”.



Cada uno de los dos relatos debe leerse verticalmente: si leemos primero uno y después el otro comprobaremos que se trata de dos historias enteramente distintas con unos pocos elementos comunes.

Entre [...] aparecen los datos que contradicen el relato navideño tradicional.



En sus respectivos evangelios, Mateo y Lucas presentan sendas narraciones en las que tratan de explicar esta paradoja: El mesías Jesús era llamado “nazareno”, pero la profecía de Oseas decía claramente que el mesías nacería en la ciudad de David (Belén). De ahí el interés común de ambos evangelistas en dar cuenta del nacimiento de Jesús en Belén.
Lo que sucede es que, aparte de este, las dos explicaciones tienen muy pocos puntos en común, se puede decir que son contradictorias; pero, en vez de reconocer la contradicción, lo que hizo el cristianismo posterior fue ignorarla constru­yendo un “relato de relatos” o macro-relato, todo lo artificial que se quiera, en el que se introducen todos los datos de los evangelios (¿a quién se aparece el ángel, a María o a José?, pues a ambos, ¿y quiénes adoran al niño Jesús, los pastores o los magos?, primero unos y luego otros; y así sucesivamente), y todavía queda sitio para otros elementos tomados de los evangelios apócrifos (la mula y el buey, José como hombre mayor con barba, etc.).
Este es el origen del relato navideño que circula entre nosotros: en apariencia una única historia coherente, pero en realidad hecha a base de retales de muchas his­to­rias diferentes.


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