Un niño Jesús rubio, sonrosado, de ojos azules y cara redonda generalmente envuelta en un halo de luz:
perfecto símbolo solar que solo puede significar la victoria del día sobre la desde ahora menguante noche y que
media humanidad identifica con Dios hecho carne judía, a pesar de que los
rasgos característicamente semitas son bastante diferentes de los mencionados. Prueba
inequívoca de la existencia de dos "niños Jesús", el real o histórico, enteramente desconocido para nosotros, y el
legendario o mitológico de los belenes y villancicos; dos niños Jesús que nunca coexistieron pero que cierto personaje apodado "Manolito el pollero" quiso
enfrentar, como sinterizando las preocupaciones teológicas de veinte siglos de cristianismo, en estos inspirados versos:
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Un niño Jesús rubio, sonrosado y de ojos azules, ¿judío? |
Cuando eras
niño,
y junto con otros niños
jugabas tú,
¿sabías, o
no sabías
que eras el
niño Jesús?