miércoles, 29 de noviembre de 2017

Sócrates y los sofistas


Apuntes mínimos de Historia de la Filosofía, capítulo 4

En el siglo V a.C., coincidiendo con el esplendor de Atenas como polis hegemónica de la Hélade, tiene lugar el giro antropológico del pensamiento filosófico, que “baja del cielo a la ciudad”: se abandona la naturaleza como centro de atención de la filosofía y se pone el foco de esta en el hombre. Los primeros responsables de este giro son los sofistas, grupo heterogéneo de pensadores que se establecen en Atenas como expertos en la virtud (areté) capaces de enseñarla a los ciudadanos: de esta forma se democratiza la virtud, los buenos ciudadanos (aristoi) ya no lo son por nacimiento, ni tampoco por sus hazañas guerreras, sino por haber aprendido las técnicas que les permitirán triunfar en la ciudad: en primer lugar, el uso de la palabra (retórica).
Sócrates dialogando con un joven poco receptivo a sus argumentos
No puede hablarse de un pensamiento común a todos los sofistas, pero (al menos los más conocidos) tienden a unas posiciones filosóficas acordes con su praxis profesional. Así, la valoración de la retórica va unida a una mayor atención a la forma que al contenido de lo que se dice: no se busca tanto que la opinión sea verdadera cuanto convincente y, en último término, se piensa que la verdad es algo convencional, decidido en función de unos intereses, o imposible de alcanzar (relativismo, escepticismo). Como técnica idónea se cultivan los discursos dobles, donde el mismo orador prueba ser capaz de “demostrar” (entendido este verbo como convencer a otros) tanto una tesis como la contraria. Protágoras afirma que “el hombre es la medida de todas las cosas, del ser de las que son y del no ser de las que no son”, es decir, es “el hombre” (¿cada hombre?) quien decide lo que es verdadero o falso. Relativismo que aplica también a la religión: “Acerca de los dioses, yo no sé si existen o no: el asunto es demasiado complicado y la vida humana demasiado corta”, lo cual se traduce en que afirmar o no la existencia de dioses depende más de los propios intereses que del asunto en sí mismo. Este mismo convencionalismo puede aplicarse a la moral: su origen no está en la naturaleza (cuya ley es solo la búsqueda del placer y el dominio de los débiles por los fuertes), sino en la convención humana (nomos); así lo argumentan sofistas como Calicles y Trasímaco, de los que solo tenemos noticia porque aparecen en los diálogos de Platón. Junto a Protágoras, Gorgias es el sofista más citado: argumenta la posición escéptica en tres afirmaciones escalonadas: 1) Nada existe, 2) Si algo existiera, no podría conocerse, 3) Si algo pudiera conocerse, no podría comunicarse.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Los pluralistas.


Apuntes mínimos de Historia de la Filosofía, capítulo 3


Parménides marca una tajante separación entre dos períodos de la reflexión sobre la naturaleza. Antes de él, el planteamiento era buscar un único principio originario (agua, fuego, apeiron, etc.) que diera lugar a la multiplicidad actualmente existente. Parménides mostró la imposibilidad de este paso (para fragmentar la unidad originaria y transformarla en otras cosas sería necesaria la intervención del no ser), por lo que después de él el planteamiento cambia: ya no se presupone un principio único, sino que desde siempre han coexistido distintos principios; principios que ya no se transforman unos en otros, sino que, permaneciendo los mismos, se mezclan entre sí y aparecen así distintas formas de ser. A este grupo de pensadores post-parmenídeos se les da el nombre de pluralistas.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Los pitagóricos, Heráclito y Parménides.

Apuntes mínimos de Historia de la Filosofía, capítulo 2


Otro personaje semilegendario, Pitágoras, se halla en el origen de la escuela pitagórica, que es tanto una escuela filosófica como una secta religiosa y, en ocasiones, un partido político. Nacido en Samos, isla cercana a Mileto, es muy posible que Pitágoras se haya relacionado con pensadores milesios como Tales o Anaximandro, además de haber conocido en sus viajes las matemáticas de los egipcios y babilonios, pero cualquier dato biográfico es una mera hipótesis. Lo cierto es la existencia de una escuela pitagórica, cuyo mayor desarrollo se dio en la Magna Grecia (sur de Italia y Sicilia).

Los milesios y el principio de la filosofía.

Apuntes mínimos de Historia de la Filosofía, capítulo 1.


Por mirar al cielo cae en un pozo: algo así le ocurrió a Tales
¿Cuándo empieza la filosofía? Hay quien responde a esta pregunta que la filosofía comienza cuando el lenguaje inventa la palabra “todo”: pensar en la totalidad supone elevar la mirada más allá de los objetos concretos que vemos y tocamos, abarcar con el pensamiento lo que la experiencia no alcanza, y eso es justamente lo que la filosofía pretende. Pero, si seguimos la historia convencional, diremos que la filosofía comenzó en la ciudad de Mileto, en Asia Menor (actual Turquía), de manos de Tales. De este personaje semilegendario se cuenta la anécdota que contiene la imagen tópica del filósofo: “por atender al cielo no ves lo que tienes delante” (“sabio despistado”). De Tales se conservan dos frases:

domingo, 12 de noviembre de 2017

Momentos estelares de la historia del cine (VII): ¡Toma montaje de atracciones!



La escalinata de Odesa, en El acorazado Potemkin (S. Eisenstein, 1925)
Griffith hizo algo más valioso para el arte cinematográfico: dijo que tenía que mostrar el viento en los árboles.
Tras introducir con esta frase a David Wark Griffith, la serie Historia del cine: una odisea se detiene en los hallazgos visuales y de ambientación de El nacimiento de una nación, película que califica como “uno de los mayores shocks de la historia del cine”.
Lo que Griffith y Bitzer hicieron entre 1914 y 1915 con todo su talento, su imaginación, sus espléndidos travellings y sus grandes exteriores es uno de los mayores shocks de la historia del cine. Crearon una engañosa obra sobre el estado de la nación, que promovió el racismo y demostró el poder del cine y su peligro.
Y, tras asistir a un episodio en que una familia blanca es acorralada por unos soldados negros hasta que son salvados in extremis por los caballeros del Ku Klux Klan, el comentario crítico de la película es rematado de la siguiente forma: