domingo, 26 de noviembre de 2017

Los milesios y el principio de la filosofía.

Apuntes mínimos de Historia de la Filosofía, capítulo 1.


Por mirar al cielo cae en un pozo: algo así le ocurrió a Tales
¿Cuándo empieza la filosofía? Hay quien responde a esta pregunta que la filosofía comienza cuando el lenguaje inventa la palabra “todo”: pensar en la totalidad supone elevar la mirada más allá de los objetos concretos que vemos y tocamos, abarcar con el pensamiento lo que la experiencia no alcanza, y eso es justamente lo que la filosofía pretende. Pero, si seguimos la historia convencional, diremos que la filosofía comenzó en la ciudad de Mileto, en Asia Menor (actual Turquía), de manos de Tales. De este personaje semilegendario se cuenta la anécdota que contiene la imagen tópica del filósofo: “por atender al cielo no ves lo que tienes delante” (“sabio despistado”). De Tales se conservan dos frases:
a) “El mundo está lleno de dioses”, es decir, la naturaleza es algo animado, vivo, por tanto divino. Este enunciado cuestiona la afirmación tópica, tantas veces repetida, de que Tales pone punto final al pensamiento mítico. Lo cierto es que Tales no acaba con el mito, únicamente inicia otra forma de pensar la realidad que coexiste con la anterior sin destruirla.
b) “El agua es el principio de todo”. La importancia de esta frase no está en lo que literalmente dice, que aparece también en las mitologías babilonia y hebrea (antes de crear el mundo, el espíritu de Dios flota sobre la superficie del agua, que por tanto ya estaba allí), sino en lo que presupone, que es…
1) Podemos decir algo sobre la totalidad de lo que hay.
2) Esta totalidad (cambiante y diversa) es en el fondo siempre lo mismo. A este “fondo común” se refiere la palabra griega arjé, principio.
3) Esta afirmación no se apoya en relatos fabulosos (mitos), sino en unas razones (más o menos) comprobables. Otros autores explicaron que estas razones eran: “que las simientes son húmedas, los alimentos son jugosos y los cadáveres se secan”, es decir, que en el inicio de la vida está el agua, que lo que nos alimenta es aquello de donde venimos y que dejamos de ser cuando lo perdemos.
De Mileto es también Anaximandro, que da un paso más en el mismo planteamiento iniciado por Tales. Buscando un principio único y permanente de la naturaleza cambiante y diversa, razona que este principio no puede ser uno de los elementos visibles (pues estos tienen atributos contrarios entre sí, por lo que uno no puede convertirse en otro), sino algo que, al no tener ninguna característica propia, pueda convertirse en cualquier otra cosa. Lo llama “apeiron”, indefinido.
Anaximandro (¿el primer filósofo de verdad?) visto por Rafael
El tercer filósofo de Mileto es Anaxímenes, que en cierta forma supone un retroceso en relación a Anaximandro: regresa a un principio concreto, el aire o pneuma (palabra que también indica el principio vital o alma). Concibe así el universo como un gigantesco animal que respira, siendo el aire lo que le hace vivir y lo que da lugar a todas las cosas (por condensación el aire se transforma primero en agua y luego en tierra, y por rarefacción en éter y fuego).
Los tres pensadores que forman la Escuela de Mileto comparten un punto de vista consistente en…
1) Buscar un principio único y permanente del cambiante y diverso mundo natural.
2) Este principio se busca dentro del mismo mundo natural, se trata de algo material (aunque no siempre visible, como en el caso del apeiron).
Por estas razones, Aristóteles llamó a los milesios físicos o fisiólogos

"Apuntes mínimos de Historia de la Filosofía": índice de entradas.

 Creative Commons License

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Añade un comentario