En la puerta de Rashomon vivía un demonio, y dicen que se fue porque tenía miedo de los hombres...
La peculiar
forma narrativa de Rashomon, que podemos
llamar perspectivista, consiste en ofrecer cuatro versiones diferentes del
mismo hecho (la violación de una mujer por un bandido y el posterior asesinato
de su marido). El comienzo de la película consiste en aproximaciones
progresivas al hecho: el hombre que encontró el cadáver, el que supuestamente
es el último que vio con vida al asesinado (excluidos los tres implicados en el
hecho), el policía que detuvo al asesino… A partir de aquí comienza la
exposición de las cuatro versiones: la del asesino, que trata de disminuir su
culpa (dormía cuando la brisa le despertó y vio a la mujer que parecía una
diosa: “si no hubiera sido por esa brisa de aire nada habría pasado”); la de la
mujer, que se duele del desprecio de su marido tras la violación; la del propio
muerto, que a través de una médium cuenta su versión y carga toda la culpa
sobre la mujer; y finalmente, la del que supuestamente solo encontró el
cadáver, pero en realidad vio más de lo que dijo, y cuenta una versión de la
historia en la que ninguno de los tres implicados sale bien parado.