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viernes, 14 de febrero de 2020

Momentos estelares de la Historia del Cine (XI): En la puerta de Rashomon vivía un demonio...


En la puerta de Rashomon vivía un demonio, y dicen que se fue porque tenía miedo de los hombres...

 La peculiar forma narrativa de Rashomon, que podemos llamar perspectivista, consiste en ofrecer cuatro versiones diferentes del mismo hecho (la violación de una mujer por un bandido y el posterior asesinato de su marido). El comienzo de la película consiste en aproximaciones progresivas al hecho: el hombre que encontró el cadáver, el que supuestamente es el último que vio con vida al asesinado (excluidos los tres implicados en el hecho), el policía que detuvo al asesino… A partir de aquí comienza la exposición de las cuatro versiones: la del asesino, que trata de disminuir su culpa (dormía cuando la brisa le despertó y vio a la mujer que parecía una diosa: “si no hubiera sido por esa brisa de aire nada habría pasado”); la de la mujer, que se duele del desprecio de su marido tras la violación; la del propio muerto, que a través de una médium cuenta su versión y carga toda la culpa sobre la mujer; y finalmente, la del que supuestamente solo encontró el cadáver, pero en realidad vio más de lo que dijo, y cuenta una versión de la historia en la que ninguno de los tres implicados sale bien parado.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Espadas sangrientas

Cinematografía épica en el Lejano Oriente

 
Combate a espada en A touch of zen


Aconsejo leer esta entrada en dos tiempos: primero todo el texto (imprescindible para hacerse una idea general de su contenido) y después deteniéndose en los enlaces que uno considere importantes o enriquecedores, que no tienen por qué ser todos.
 

"Cuando muere el perro del señor todos se ponen de luto, cuando muere el señor nadie se pone de luto"

 

Cartel español de La luchadora (Nu quan shi, Taiwan, 1972)
Andaría, yo, poco más o menos por los diez u once años cuando asistí a la proyección de La luchadora en un programa doble del cine Fátima, en Madrid: no era la primera vez que iba al cine, pero sí la primera vez que veía una película de las que entonces se llamaban "de chinos" y hoy los cinéfilos y entendidos denominan wuxia o wuxiapian, esto es, historias épicas ambientadas en la China medieval y protagonizadas por espadachines expertos en artes marciales; también fue la primera vez, en mi todavía corta existencia cinematográfica, que sentí auténtica pena porque una película terminaba, pues quería seguir viéndola y disfrutando de ella. Recientemente, y gracias a programas como Emule y plataformas como Youtube, he tenido ocasión de revisar o re-visitar ese mismo filme y he comprobado que no contiene nada que justifique su destacada posición en mi memoria de cinéfilo, simplemente lo que entonces llamó mi atención (espectaculares coreografías de lucha, saltos físicamente imposibles, exotismo de trajes y edificios, colores vistosos, algún chorro de sangre y alguna oreja cercenada) lo he vuelto a ver, y mejor, en otras muestras del mismo género o de otros. Pero la primera vez deja impronta, vaya que sí.