martes, 9 de noviembre de 2021

Ser y divinidad: Bien, Belleza y Unidad

 La esencia de la metafísica platónica

La idea central de la metafísica platónica está tomada de Parménides: el verdadero ser es lo uno y permanente, lo que es siempre igual a sí mismo, mientras que lo diverso y cambiante (lo sensible) es una mezcla de ser y no ser, que, como mucho, aspira al verdadero sin llegar nunca a alcanzarlo del todo.

A las realidades permanentes que constituyen el ser verdadero Platón las llama ideas o formas: no son meros pensamientos, sino esencias: la justicia, la belleza, el bien, etc., que son incluso más reales que las cosas que reciben su nombre porque participan de ellas; por ejemplo, si no hubiera belleza no podría haber cosas bellas, pero la belleza seguiría siendo real incluso en el supuesto de que todas las cosas bellas desaparecieran.

La relación entre mundo sensible y mundo de las ideas aparece representada en el mito de la caverna: la caverna (mundo sensible) imita al mundo real, que está fuera de ella; y tanto dentro como fuera de la caverna se establece una jerarquía entre modelos e imitaciones. En el interior, las sombras imitan a los muñecos, que a su vez se realizan moviéndose en torno al fuego; fuera, las sombras y reflejos imitan a los objetos, animales, personas… reales, que viven gracias al sol (imagen de la idea suprema o idea del bien).

Las ideas recogen la unidad presente en una pluralidad, lo común a muchos objetos diferentes. Esta relación uno-muchos, que existe entre la idea y las cosas sensibles, se reproduce en el mundo de las ideas, ya que las ideas siguen siendo muchas. Por eso las ideas se jerarquizan y en la cima de la pirámide debe aparecer la unidad suprema, el ser que no puede ser más real de lo que ya es y que es único, el equivalente de lo que otros autores llamaran Dios. En Platón este ser supremo aparece como bien en sí (“República”) y también como belleza en sí (“Banquete”), y es la meta final a la que el filósofo debe dirigir todos sus esfuerzos.

Aparte de la unidad suprema, en Platón aparecen también otras imágenes de la divinidad. Una de las más conocidas es el llamado Demiurgo, palabra que literalmente significa “artesano” y que nombra a la divinidad creadora del mundo, que organiza una materia preexistente tomando como modelos las ideas matemáticas, tal como aparece en el diálogo “Timeo”. Evidentemente, no se trata del ser supremo, ya que este está muy por encima de la materia y nunca se contaminaría con ella.

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