miércoles, 13 de junio de 2018

Breve apunte sobre dinosaurios, o crítica de la neurosis anti-spoiler


Estuve viendo Jurassic World, la última de Spielberg & Bayona, más Spielberg, o sea, Amblin que Bayona. Básicamente, y por resumir una valoración crítica en una sola frase, el guión es bastante flojo, pero los efectos digitales de erupciones volcánicas y dinosaurios están pero que muy bien.
Dinosaurio-dragón y niña-princesa: tranquilos, que no se la come...
Lo peor del guión: unos diálogos de vergüenza ajena y unos personajes más que planos, tanto los malos-malísimos como los buenos-majísimos, hasta el punto de que lamentamos que unos y otros no terminen devorados por los dinosaurios (estos solo se comen a los malos, será que su carne es más sabrosa a los dinosaúricos paladares).
Hay, marca de la serie, una niña bastante repelente y dinosaurista convencida, hasta el punto de proteger la vida de estos bichos a costa de sacrificar humanos, decisión que toma al final de la película (¡toma spoiler!). Claro que esto se entiende mejor sabiendo que ella tampoco ha sido procreada de forma natural, sino clonada tras la muerte en accidente de su "madre" (segundo spoiler). Clonada por uno de los dos impulsores del parque, inventado para la ocasión y desconocido en las anteriores entregas (solo conocíamos al otro, del que aquí solo vemos un retrato), que morirá asfixiado por su mano derecha, encarnación del capitalismo salvaje y destructor (spoiler nº 3). El final, enteramente previsible, ni siquiera necesita ser spoileado y apunta a la irremediable continuación.
Con esta entrada, probablemente efímera, solo pretendo reírme un poco de la obsesión anti-spoiler que nos domina y nos impide hablar de los aspectos que realmente merecen la pena de películas y series, que casi nunca son las “sorpresas” argumentales o giros narrativos más o menos (todo es relativo) inesperados.
Siento nostalgia de aquellos tiempos en que los cinéfilos disfrutábamos viendo buenas películas una vez tras otra y discutíamos después sobre puestas en escena, montajes o construcción de personajes, sin que nunca nos importara conocer ya el pretexto argumental (lo que Hitchcock llamaba “macguffin”) que la historia nos reservaba a continuación…


Bayona y su mundo dinosaúrico, que más bien pertenece a Spielberg

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