La línea argumentativa que voy a seguir en esta entrada es
la siguiente: En primer lugar, una caracterización global de la existencia
humana (y de la experiencia religiosa en particular) como "autotrascendencia"
y "proyección". Posteriormente, un retroceso a las condiciones que
hacen posible el hecho religioso: ciertos principios o disposiciones a priori,
que existen en el espíritu antes de cualquier experiencia; entre ellos
seleccionamos uno: la conciencia de la infinitud. Finalmente, examinamos de
qué forma esta conciencia a priori del infinito nos ayuda a entender la propia
experiencia religiosa y cómo podemos encontrar indicios de ella en la historia
de las religiones.
1. El hombre como proyecto.
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Karl Popper (1902-1994) |
El punto de partida de esta reflexión es la idea de hombre
como entidad siempre inacabada: forzado a construirse a sí mismo, ha de
estar permanentemente eligiendo entre varias formas de ser posibles. Esta condición impide al hombre vivir encerrado en sí mismo y le fuerza
(quiéralo o no) a salir al encuentro o tropezarse con otras formas de realidad
que necesita como instrumentos de su autorrealización, ya que estas elecciones
siempre se realizan teniendo en cuenta el mundo en el cual existo: no solo objetos
físicos, sino personas (solo puedo ser un yo si otros yoes me reconocen como
tal, permitiendo que tome mis decisiones y me realice como persona), valores
(si he de elegir forzosamente, he de contar con criterios de elección) y otras
entidades no físicas tales como, por un lado, hechos y estados psicológicos
(pensamientos, deseos, recuerdos, dudas, creencias, etc.: el "mundo
2" de Popper) y, por otro, significados inespaciales y atemporales tales
como los números, los conceptos universales en general, las teorías del mundo,
etc. (en Popper, el "mundo 3").
En este sentido puede decirse que la existencia humana es
autotrascendencia.
Este hecho de la trascendencia nace por tanto de la propia
indeterminación ontológica del hombre. Está conectado también con el hecho que
Zubiri llama religación: al realizarme como persona me encuentro
"religado" con la realidad como tal: vinculado, pero no confundido
con ella: "relativamente suelto" frente a la realidad que, por un
lado, me "domina" o fundamenta y, por otro, me ofrece un repertorio
casi infinito de posibilidades de autorrealización. De aquí la expresión
zubiriana "El hombre es un ser relativamente absoluto", paradoja que
quiere decir que no es una cosa más, sino que es capaz de ponerse frente a
todas las cosas, aunque en último término se sabe fundamentado en la realidad
como tal.
El hombre vive su vida como proyecto: por medio del
conocimiento y el deseo, se lanza al encuentro de la realidad y se sirve de
ella para trascender lo que es en ese momento y construirse una nueva forma de
ser. En este sentido, hay que dar la razón a Feuerbach, pero ampliando su
perspectiva: toda la vida humana (no solo la religión) es proyección.
Ahora bien, esta proyección no es invención de pseudorrealidades, sino condición
de posibilidad del encuentro con la realidad trascendente (exterior a la
conciencia), ya que algo debe haber en el espíritu que permita comprender,
"asimilar" ("hacer semejante") lo que queda fuera.
Hasta ahora, nos estamos moviendo en un plano puramente
descriptivo y apenas hemos rozado la cuestión religiosa.
2. El problema religioso.
La religión surge cuando, en el proceso de autorrealización
humana, nos tropezamos con las que tópicamente se han llamado "las
cuestiones últimas": no me preocupa solo la solución de tareas inmediatas,
sino decidir cuál va a ser mi proyecto vital en conjunto (y quizá no solo mío,
sino de las personas próximas a mí, la sociedad en que vivo, la humanidad...);
ello implica la elaboración de un "mapa" cognoscitivo o "idea
del mundo" en que aparezca mi situación: Trato de entender mi realidad: en
cierto sentido yo soy único, pero en otro sentido hay otros como yo, pertenezco
a una especie; soy hombre, pero ¿qué significa ser hombre?, ¿cuál es el puesto
del hombre en el universo?, ¿por qué existen hombres, por qué existo yo y por
qué existe algo en vez de nada?, ¿cuál es el fundamento último de la realidad?,
¿qué relación mantiene con el hombre en general y conmigo en particular?