lunes, 18 de julio de 2016
La noche del cazador, simbolismo onírico y mitológico
En el vídeo aparecen seis fragmentos de la película "La noche del cazador" (Charles Laughton, 1955) unidos mediante una transición tipo “fundido en negro”. Utilizando la técnica básica de subtitulado se han insertado unos comentarios a modo de pistas sobre significados a los que remiten ciertos elementos de naturaleza simbólica. Evidentemente, se trata de sugerir más que de exponer.
Los fragmentos son los siguientes:
Fragmento 1.- "La madre sacrificada". Con una planificación e iluminación que sugiere la actuación del asesino como agente de una divinidad sanguinaria (que no es el Dios al que rezarán después los niños acogidos por Lilian Gish), con ecos del sacrificio de Abraham y la aceptación voluntaria de la madre/Isaac (manos cruzadas sobre el pecho). La indicación sobre el posible simbolismo fálico, que puede parecer arbitraria, se justifica más si se relaciona con el momento anterior (no recogido en el vídeo) en que el falso pastor reacciona ante un espectáculo de strip-tease haciendo que “se dispare” la navaja automática que lleva oculta en el bolsillo.
Fragmento 2.- "La madre de las aguas". Una de las imágenes más justamente recordadas de la película, la madre en el fondo del río con los cabellos mecidos por el agua. La madre carnal se transforma en “madre universal” o “espíritu del agua”. Se indica el simbolismo universal que relaciona el agua con el nacimiento y la maternidad, como en la idea de un “agua primordial” de donde surge todo (Tales) y sobre la cual aleteaba el espíritu de Dios (Génesis 1,2).
Fragmento 3.- "El lobo y los corderitos". Una vez eliminada la madre concreta y física, el campo queda aparentemente libre para el monstruo asesino (“el lobo feroz”), pero éste ignora que al atacar a los niños, al arrojarlos al agua, no hace otra cosa que provocar su adopción por la divinidad maternal que se expresa en la naturaleza.
Fragmento 4.- "Arrullados por la corriente". Aparece la historia mil veces contada del héroe arrojado al agua y salvado por los dioses: Noé, Moisés, Hércules, Perseo, Rómulo y Remo...; historia de muerte y resurrección en que la cesta o embarcación hace las veces de útero flotante. El movimiento del agua como una nana o arrullo maternal es resaltado por la niña meciendo a la muñeca (también “embarazada”, conteniendo en su interior el botín escondido), pasaje que no aparece a la novela de Grubb pero que se corresponde a este texto que sí pertenece a ella: “La cálida y maternal corriente del río les ofrecía refugio en la noche…”.
Fragmento 5.- "La persecución". En un paisaje nocturno dominado por la luna (cuyas fases se han relacionado en todas las culturas con el ciclo femenino) se recorta en el horizonte la figura amenazadora del macho agresor montado a caballo (símbolo de la masculinidad, recuérdese que “caballero” viene a ser lo mismo que varón). Y recuérdese también que el “padrastro” es el padre apenas disfrazado para atenuar el complejo de Edipo o no plantearlo en toda su crudeza. El desdoblamiento de la paternidad típico de los cuentos de hadas no hace sino representar una vivencia psicológica dual: el padre como enemigo o competidor sexual y el padre como modelo que debe ser imitado.
Fragmento 6.- "Salvados de las aguas". Si sumergirse en las aguas significa la muerte (San Pablo compara el bautismo a la sepultura), ser sacado de ellas significa renacer; pero renacer como adulto, tras haber pasado la prueba iniciática. La madre adoptiva (hada madrina) actúa como encarnación de la madre universal. Los versos finales, que acompañan la panorámica vertical desde la barca hasta el acogedor cielo nocturno y situados en realidad al principio de la película, aluden a este mismo simbolismo universal presente en los sueños.
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