Apuntes mínimos de Historia de la Filosofía, capítulo 20
Para explicar
la filosofía práctica de Kant, podemos partir de la primera frase de su obra Fundamentación de la Metafísica de las
Costumbres: “Nada hay… que pueda ser llamado bueno sin restricción, a no
ser una buena voluntad.” Todas las
otras cosas que llamamos bienes no lo
son siempre y en cualquier circunstancia, sino que pueden incluso convertirse
en males: por ejemplo, una gran inteligencia utilizada por un criminal
multiplica el mal que este puede hacer. Lo único que en ningún caso puede ser
malo es una buena voluntad. Por tanto, debemos centrar nuestra atención en este
concepto de “buena voluntad”.
Edición alemana de Kritik der praktischen Vernunft... |
...y traducción a cargo de Manuel García Morente |
Al contrario
que las éticas materiales, que se basan en unos intereses o fines que se buscan
(la felicidad, el placer…) y que necesitan de la experiencia para decir qué
principios de actuación nos llevan a la consecución de estos fines, Kant propone
una ética formal y a priori, que juzga si una actuación es correcta o no por su
concordancia con la forma universal de la ley.
¿Qué actuación
es, por tanto, correcta? Aquella que manda querer la acción que se ajuste a una
ley universal, válida para todo ser racional: “obra de tal modo que puedas
querer que la máxima de tu voluntad valga como ley universal”. De esta forma,
es la propia razón la que legisla y manda para todos, también para sí misma: no
acepta el mandato de otro, sino solo el suyo propio; es, por tanto, una razón autónoma.
Autonomía y
dignidad del hombre son correlativas, de ahí que el imperativo moral mande
también tener en cuenta dicha dignidad, tratando a la humanidad siempre como
fin en sí y nunca solo como medio.
La razón
práctica se basa en un hecho, la obligación moral (expresada en forma de
imperativo categórico), que presupone la libertad del hombre. La libertad es
algo que la razón teórica no puede admitir, ya que el principio de causalidad
dice que todo, también las acciones del hombre, debe responder a una causa. Sin
embargo, la razón práctica la afirma. ¿Hay contradicción? No, puesto que la
razón teórica se refiere al fenómeno y la práctica al noúmeno.
Además, la
razón práctica postula lo que la razón teórica no puede ni afirmar ni negar: la
inmortalidad del alma y la existencia de Dios. En este mundo bondad y felicidad
no siempre van unidas, pero la moralidad exige esta unión, que solo puede darse
en otro mundo distinto a este y garantizada por un ser supremo.
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