Apuntes mínimos de Historia de la Filosofía, capítulo 19
Conviene no olvidar que, a pesar del
alcance de la reflexión kantiana sobre el conocimiento, el problema que da
origen a esta reflexión es extremadamente sencillo y concreto: ¿es posible la
metafísica como ciencia? Para responder a esta pregunta, Kant parte del
supuesto de que existen conocimientos indiscutiblemente científicos, como la
física y las matemáticas, y que estos conocimientos se ajustan a unas
condiciones puestas por la propia razón. ¿Cumple la metafísica estas
condiciones? Eso es lo que se trata de averiguar.
Publicada en 1781, Crítica de la razón pura contiene la gnoseología kantiana |
La ciencia es conocimiento
universal y necesario. Pero decir “necesario” es decir “a priori”
(independiente de la experiencia), ya que esta, la experiencia, solo me dice
que algo es, no que algo debe ser. Toda ciencia debe tener, al
menos, una parte a priori. Kant se sitúa entre el dogmatismo racionalista y el
escepticismo empirista mostrando el conocimiento como el resultado de una forma
a priori, puesta por el sujeto, y una materia que procede de la
experiencia. En Kant lo a priori no es, como en Hume, una simple relación de
ideas (conocimiento que Kant prefiere bautizar como “analítico”: un juicio en
que el predicado está incluido en el sujeto), sino verdaderamente informativo (“sintético”:
el predicado amplía el significado del sujeto). Podemos comprobar la presencia
de juicios sintéticos a priori en las ciencias ya constituidas: la
matemática (aritmética y geometría) toma como objeto de estudio la forma a
priori de la sensibilidad, las intuiciones puras de espacio y tiempo,
por lo que se trata de una ciencia enteramente a priori (Estética trascendental); por su parte, la ciencia natural o física
consta también de una serie de conceptos y principios a priori, pero
estos conceptos deben “llenarse” o adquirir significado con ejemplos tomados de
la experiencia (intuiciones sensibles). Así ocurre con el concepto de “causa”:
se trata de un concepto a priori, y no (como piensa Hume) tomado de la
experiencia, pero su función no es otra que enlazar fenómenos o hechos
experimentables (Analítica trascendental).
Por tanto, Hume no tiene razón en lo
que se refiere al origen del concepto de “causa” (y, en general, de
todos los conceptos puros del entendimiento), pero sí la tiene en lo que se
refiere a la aplicación de dicho concepto: solo adquiere significado al
aplicarse a intuiciones sensibles, ya que “los conceptos sin intuición son
vacíos”. Cuando
la razón trata de ir más allá de la experiencia “cae en meras
incomprensibilidades y contradicciones consigo misma”: es lo que muestra Kant
en la Dialéctica
trascendental. La razón teórica solo alcanza el fenómeno y debe renunciar a
conocer lo que queda más allá, el noúmeno o cosa en sí. La metafísica, entendiendo por tal
el uso de conceptos a priori más allá de la experiencia, es una pseudociencia.
¿Por qué, entonces, la mente se
enreda en razonamientos metafísicos que o bien no llevan a conclusión alguna, o
bien llevan a conclusiones contradictorias? Se trata de una tendencia
inevitable, ya que la razón contiene también formas a priori (las llamadas ideas
puras) que, aunque no proporcionan conocimientos, sí ofrecen un ideal de
unidad para los conocimientos ya poseídos: así, organizamos todos los
conocimientos procedentes de la experiencia externa como si con ellos nos
refiriéramos a un único objeto, al que llamamos mundo; lo mismo hacemos
con la experiencia interna, que referimos a una unidad entendida como alma o
yo; y, finalmente, podemos entender la máxima unidad posible como un único ser
que contiene en sí toda la realidad existente, al cual llamamos Dios.
La razón teórica o científica debe
limitarse al conocimiento de los fenómenos y no puede asegurar la realidad de
nada situado más allá de la experiencia; sin embargo, al reconocer sus límites
puede asegurar la posibilidad de lo que queda más allá de esos límites (lo
suprasensible). Este “espacio vacío”, como Kant lo llama, podrá ser llenado por
la razón práctica. Pero también el uso legítimo de la razón práctica está
sujeto a una condición: debe limitarse a lo que necesita para este uso
práctico, como “fe racional” que proporciona razones para actuar, y no
pretender nunca hacer ciencia de aquello mismo sobre lo que no es posible
ciencia alguna.
Video sobre Kant.
Video sobre Kant.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade un comentario